martes, 27 de noviembre de 2012

Años que vienen otros se van y Sainaguá sigue tocando atabal



Niños, jóvenes y adultos disfrutaron  distintas actividades, también bailaron al sonar de los tambores en el festival de atabales que se realiza cada año.





 La gente de la comunidad se reía de ella, sin embargo, Julia Petronila vivía para si, semanas anteriores se escuchaban las criticas de cómo ella danzaba al repiquetear de los tambores.
 Con  una sonrisa   decía a boca llena, solo son dos días al año, yo soy mujer seria que le pesa el ruedo de su falda, todos los meses me la paso en el conuco, dejen que goce mi atabal, además  a ustedes también le gusta ir con los paleros a celebrar.
Música de atabales, cantos, bailes, talleres creativos, artesanías, exposición pictórica, muestra de arte culinario, charlas  y exposiciones bibliográficas, se realizaron durante los días  24 y 25 en el club sol Naciente.
Del mismo modo, más de 40  grupo de palos fueron presentados en el festival de atabales,  dedicado al grupo Los Arahuacos de la comunidad Boca de Mana del Municipio de Yaguate, quienes le han dado continuidad a las festividades de la Virgen del Perpetuo Socorro  Y reconoce a Dámaso Mateo, miembro fundador del grupo los Arahuacos, artista plástico y abogado defensor de los derechos humanos
 En tanto, el club sol naciente de  Sainaguá fue el escenario del acto inaugural,  tras  el desfile que partió, desde el   Monumento a los Constituyentes hasta el local de la Fundación. Con la participación de los grupos de atabales, las escuelas de la zona, la Banda Municipal, los Jinetes de  la cofradía de Damián Geña, la Amet,  la Defensa Civil, el Batón Ballet de la Fundación Sol Naciente, las Abanderadas del colegio San  Rafael, la Comunidad de Sainaguá y otros invitados.
Este  festival de atabales es considerado por muchos como la fiesta de palos más grande de República Dominicana, por tal razón, hace  más de una década, San Cristóbal se ha convertido en la  sede de un evento cultural que a lo largo de sus 37 años de trayectoria, ha cosechado el mérito de ser declarado Patrimonio Cultural.
En esta ocasión  el festival regresa con más bríos, 12  provincias se han unido a celebrar la cultura al ritmo de los tambores. Sus organizadores tienen el objetivo de  mantener, promover y defender los valores de la identidad dominicana, “Más que celebrar una gran fiesta, el festival busca convertirse en un símbolo de la cultura, del turismo y el desarrollo socio-económico local, explicó el presidente de la fundación, Luis Brito           
El contagioso ritmo de los palos, junto a las  agrupaciones de salves, gagá, sarandunga, congo y guloya; más la chispa de las fusiones contemporáneas y artistas populares, aseguraron dos días de intensa celebración.
 Participaron los grupos:  los Reyes del Palo de pueblo nuevo, Raíces Folklóricas, grupo de percusión del gurú Eddy Sánchez, grupo de la comunidad de la Enea del Ramón  y  los Palos de Cabral de Barahona, entre otros.
Para Leonardo Martínez los atabales han tenido una existencia de grandes novedades, pues de ser música de los esclavos, todavía 500 años después parece que persiste en sumisión y no logra sonar con libre albedrio.


En tanto que esa  fortuna de la percusión antillana es el sublime patrimonio viviente de un pasado en el que ser de piel oscura y nacer en África constituía una sentencia inmortal de expatriación y extrañamiento.

El atabal, quizás sea por la negritud de sus progenitores, el ritmo del silencio. No hay muchos ejemplos en la historia universal en las que los sectores dominantes hayan discriminado con tanta dureza una música.

Sin embargo, esta tradición no ha sucumbido y como sobreviviente de la Era Colonial triunfará en su marcha por el justo reconocimiento de toda la sociedad, expresa Leonardo Martínez.