Niños, jóvenes y adultos disfrutaron distintas actividades, también bailaron al
sonar de los tambores en el festival de atabales que se realiza cada año.
La gente
de la comunidad se reía de ella, sin embargo, Julia Petronila vivía para si,
semanas anteriores se escuchaban las criticas de cómo ella danzaba al repiquetear
de los tambores.
Con una
sonrisa decía a boca llena, solo son dos días al año, yo
soy mujer seria que le pesa el ruedo de su falda, todos los meses me la paso en
el conuco, dejen que goce mi atabal, además a ustedes también le gusta ir con los paleros
a celebrar.
Música de
atabales, cantos, bailes,
talleres creativos, artesanías, exposición pictórica, muestra de
arte culinario, charlas y exposiciones
bibliográficas, se realizaron
durante los días 24 y 25 en el club sol Naciente.
Del mismo modo, más de 40
grupo de palos fueron presentados en el festival de atabales, dedicado al grupo Los Arahuacos de la
comunidad Boca de Mana del Municipio de Yaguate, quienes le han dado
continuidad a las festividades de la Virgen del Perpetuo Socorro Y reconoce a Dámaso Mateo, miembro fundador
del grupo los Arahuacos, artista plástico y abogado defensor de los derechos
humanos
En tanto, el club sol naciente de Sainaguá fue el escenario del acto inaugural, tras
el desfile que partió, desde el
Monumento a los Constituyentes hasta el local de la Fundación. Con la
participación de los grupos de atabales, las escuelas de la zona, la Banda
Municipal, los Jinetes de la cofradía de
Damián Geña, la Amet, la Defensa Civil,
el Batón Ballet de la Fundación Sol Naciente, las Abanderadas del colegio
San Rafael, la Comunidad de Sainaguá y
otros invitados.
Este festival de atabales es considerado por
muchos como la fiesta de palos más grande de República Dominicana, por tal
razón, hace más de una década, San
Cristóbal se ha convertido en la sede de
un evento cultural que a lo largo de sus 37 años de trayectoria, ha cosechado
el mérito de ser declarado Patrimonio Cultural.
En esta
ocasión el festival regresa con más
bríos, 12 provincias se han unido a
celebrar la cultura al ritmo de los tambores. Sus organizadores tienen el
objetivo de mantener, promover y
defender los valores de la identidad dominicana, “Más que celebrar una gran
fiesta, el festival busca convertirse en un símbolo de la cultura, del turismo
y el desarrollo socio-económico local, explicó el presidente de la fundación, Luis
Brito
El
contagioso ritmo de los palos, junto a las agrupaciones de salves, gagá,
sarandunga, congo y guloya; más la chispa de las fusiones contemporáneas y
artistas populares, aseguraron dos días de intensa celebración.
Participaron los grupos: los Reyes del Palo de pueblo nuevo, Raíces
Folklóricas, grupo de percusión del gurú Eddy Sánchez, grupo de la comunidad de
la Enea del Ramón y los Palos de Cabral de Barahona, entre otros.
En tanto que esa fortuna de la percusión antillana es el sublime patrimonio viviente de un pasado en el que ser de piel oscura y nacer en África constituía una sentencia inmortal de expatriación y extrañamiento.
El atabal, quizás sea por la negritud
de sus progenitores, el ritmo del silencio. No hay muchos ejemplos en la
historia universal en las que los sectores dominantes hayan discriminado con
tanta dureza una música.
Sin embargo, esta tradición no ha
sucumbido y como sobreviviente de la Era Colonial triunfará en su marcha por el
justo reconocimiento de toda la sociedad, expresa Leonardo
Martínez.